jueves, 22 de enero de 2015

Los tópicos del New Yorker

Desde septiembre que sigo soñando con lo que mi iaia me dice y repite cada vez que hablo con ella. Bien, en diciembre cumplí un año viviendo en esta frenética, dinámica, crazy city: Nueva York. Podría hacer balance de un año cargado de altibajos, de superaciones, de límites, de no límites, de sorpresas, de visitas de amigos, que por cierto, han sido muchas y muy queridas todas. Podría comentar como un año ha pasado volando. Podría decir que los acontecimientos siempre llegan cuando menos te lo esperas. Y podría explicar que por fin he sentido el amor. 

Ya llevamos casi tres semanas de este 2015. Aquí ha llegado con temperaturas más bajas que el año anterior pero menos nieve y más viento. Y ahora que hablamos de esto, os comento que hay tres tópicos que siempre podrás entablar con un newyorker. La primera: El tiempo. Haga frío o haga calor, siempre tendrás algo que discutir sobre cómo se presenta el día en las próximas horas. En una ciudad donde pasas la mayor parte del día encerrado en una oficina, de verdad, ¿te cuestiones el tiempo con tanta inspiración? La segunda: La movilidad. No habrá momento en la charla que, a veces para iniciar un nuevo tema, se hablará de cuánto le costó a ella coger un taxi y a él llegar con el metro; 'el D ha estado parado 15 minutos en el puente y no informaban de nada'. La tercera: El hogar. Ya sea porque tienes un apartamento en una zona muuuuuy buena de la ciudad o porque alquilas una habitación, tipo un cubo de 2x2, siempre, en algún momento de la conversación, serás interrogado. En tu respuesta depende que se desvele tu nivel económico (más o menos).

¿Qué tiene de especial esta ciudad para que las conversaciones giren en torno a tres tópicos generalizados en su máximo esplendor? Yo creo que es la soledad que les invade en su día a día. Por poner un ejemplo, cojo el metro cada mañana a las 6.47am. En mi parada solo pasa un tren, el R. El señor de la MTA (Metropolitan Transportation Authority) que trabaja en taquilla es el primero en darme los buenos días. Ya somos amigos. Además, ayer le di una tarjeta que estaba bloqueada y que no se podía recargar. Tenía $1.95 de crédito, con 55 centavos más podría utilizarla para un viaje. Ayer, me dirigí a él y le dije Good Morning, Sir. Le presenté el problema y, MTA p'arriba, MTA p'abajo, mueca cómplice, tecleo...Y por fin, después de minuto y medio, tenía tarjeta nueva, validada para un viaje y con acceso a recarga. Un final feliz, dirán algunos. Una vez ya dentro en la estación me despedí con una gran sonrisa y un Have a nice day and Thank, Thank you so much. Con esta última frase, una decena de miradas me intimidaron. ¿Qué ha pasado? Sin más, agaché la cabeza y mi sonrisa se esfumó levemente. Acabada de pasar lo que suele ocurrir cuando en la estación, a primera hora del día, no se oye más que los trenes. Son muy pocos los que en esta ciudad intentan solucionar un problema con una tarjeta del metro. Muy pocos se atreven a peder un minuto y medio de su mañana. Muy pocos sonríen y hablan. En sus trayectos, la mayoría duermen inclinando la cabeza hacia el suelo o apoyándola en las ventanas. Inician así una nueva jornada dejando atrás sus hogares. Probablemente, algún incidente ocurrirá en el metro. Más tarde, saldrán a la calle y ya estarán listas para afrontar un día invernal. Así será el inicio de un día más en la gran ciudad. Sin olvidar, que estos tópicos siempre les darán de que hablar.


Union St. Station. Brooklyn.
Dic. 2014

Buenos días mundo

Me comentan que estos días está lloviendo y hace feo en Valencia y que, incluso mejor porque así no entran más ganas, aún si caben, de salir...