sábado, 6 de septiembre de 2014

Las iaias y los sueños

Las iaias molan mucho. Tienen esa capacidad de decir las palabras exactas en el momento que más lo necesitas. Ellas, que han crecido en otra generación, pueden ser las mejores maestras de la historia. La mía, por ejemplo, habla de los cambios generacionales, de lo que oye en la radio y la televisión, de lo que dicen los concursantes de Saber y Ganar, de lo que le cuentan y de lo que sabe. Toda esa mezcla se une a un aburrimiento, donde ve pasar las horas del día como esos relojes de arena que van deprisa pero que nunca terminan. En su conjunto, hacen una explosión de auténtica sabiduría. 

Hace unos días hablaba con ella por Skype, que por cierto, le fascina escucharme tan claro y a la vez estar tan lejos. Muchas veces comenta que parece como si estuviéramos en la habitación de al lado y lo enlaza con un "fíjate, cuando mi hermano se fue a la Argentina, las cartas tardaban seeemanas en llegar...y ahora, con esto de Internet, nos hablamos como de fijo a fijo". Y la verdad, es que tiene razón. Cuando vivía en Nueva Zelanda nos llevábamos 12 horas de diferencia. Allí fue el comienzo de mis largas llamadas por Skype. Ya lo decía, se quedaba alucinada. Pues bien, el otro día me contaba que una concursante de un programa de una cadena privada española decía que ella quería ganar el bote porque había estado viviendo cinco años en Estados Unidos y ahora, quería pagarse el visado para poder volver y quedarse más tiempo. Además, la concursante, "una chica joven", como me dijo mi iaia, decía que el visado costaba alrededor de unos 5.000 dólares. Y ahí, mi iaia, una señora camino a los 87 años, me preguntó "¿eso es verdad?". Sí, le respondí, el coste del visado varía en función de las consultas que se hagan con el abogado que pueden rondar entre los 150 y 450 dólares la hora. 

Cuando uno decide emprender una aventura y viajar, nunca se sabe lo que te puede pasar. Quizás sea eso lo que a más de uno le guste experimentar en el momento de saltar al vacío. Hay unos viajes que emprendemos por simple curiosidad y otros, por amor a lo desconocido. Llega el momento de vivir y cumplir los sueños, no de soñar viviendo. Nos atascamos en sueños que resultan difíciles de alcanzar ya que los tenemos en el simple pensamiento. En este salto al vacío, hay personas que maduran la idea, otras que se dejan llevar. El resultado siempre queda por llegar. El sueño se está haciendo realidad. Se aprende a mejorar el mundo, no económicamente ni políticamente, sino, a mejorarlo entre la gente que te rodea. Un simple gesto puede cambiar el día a la persona más cercana. Un abrazo, una mirada, una sonrisa. Ya lo decía mi padre en mis años de adolescencia "recuerda hija, los pequeños detalles son poderosos". Cambiamos el mundo haciendo feliz a los demás. Los que vivimos el sueño, sufrimos. Nos entran los miedos, las dudas, las incertidumbres, nos echamos para atrás, lloramos, nos arrepentimos, queremos renunciar, abandonar el barco. Pero en todo este camino, hay siempre una persona que sus palabras te mejoran el día. El miedo no lo crea la incertidumbre, lo debería crear la rutina, la monotonía, la falta de experiencias, de vivencias, de historias que contar cuando lleguemos a los 87 años como los que tiene mi iaia. Viajando se aprende a hacer feliz a muchas personas, transformamos el camino y al mismo tiempo, eres el único dueño de esa transformación. Y aunque, no podamos cambiar ni mejorar el sistema, podemos hacer feliz a los demás. Y con eso, mi sueño está cumplido. Además, de que quiero seguir haciendo feliz a la gente que me rodea, que me cruzo en el camino y a las personas increíbles que encuentro en mis viajes.

En estos viajes, la decisión de dejar tu familia, la gente que quieres, que te encuentras en el camino, esa gente que te apoya, te hace sentir más fuerte, te motiva, te ayuda. Toda esa gente que te cruzas en tu camino, mientras viajas y vives, acentúa el rumbo de tus sueños. Duele dejar a los que quieres atrás pero su cariño y amor van contigo. Ellos son los que están felices, tú has decidido salir y explorar, aprender y descubrir. El apoyo de esa gente ayuda a sonreír en la distancia y a buscarse la vida con más empeño que nunca. Esa distancia no es distancia si hay amor. ¿Quién dijo que la distancia quebrantaba el cariño? Hoy, ayer y todos los días, hablo con una mariposa que me guía. También hablo con mi papá que está siempre conmigo y está lejos. Y hablo con mi iaia, que a pesar de estar lejos, sus palabras susurran mis oídos: "Yo, no hago más que jugar a la lotería porque si toca, nos alquilamos un apartamento en la Quinta Avenida, hago las maletas y me voy contigo". Nunca es tarde para seguir soñando.


MoMa PS1. 
Queens, New York


jueves, 28 de agosto de 2014

Los días pasan en la gran ciudad

Llevo algunos meses pendiente de escribir en Las Cuatro Cuarenta y por fin, robo algo de tiempo a mi día a día. Es cierto que en las últimas entregas reflejaba un estado apático pues las circunstancias que se estaban dando a mi alrededor eran bastante devastadoras. 

Hay sentimientos enfrentados en esta gran ciudad. Normalmente, cuando la vida te lleva con el flujo de la gente, no eres consciente de mirar a tu alrededor y reflexionar. Cuando vas caminando y caminas por inercia, sabes que algo muy deprisa te está pasando por tu lado y no te da tiempo a pensar cual es el camino que has de coger para ir a casa, por ejemplo. A veces, cuando me siento en el sofá del salón de casa, que por cierto, es bastante angelical, pienso '¿Cómo he llegado hasta aquí?'. Sí, esta ciudad te arrastra. 

Dentro de poco se cumplirán 9 meses en Nueva York y como todo animal, nos acostumbramos a nuestra habita pasados 6 meses. El sentido que se tiene de esta ciudad es muy diferente a medida que pasa el tiempo. En ese tiempo empiezas a entender muchas cosas y a ver esas cosas de diferente manera. Hace poco un amigo de Valencia estuvo de visita por la ciudad. Me sorprendí a mi misma cuando en el momento de pasar las barras del metro, su ticket no funcionaba y le dije 'Entra con agresividad, así como va la gente'. ¡Increíble! Sí, esta ciudad te lleva a decir estas cosas. 

Una vez estás en el metro, aquello ya es una lucha de ver quien es el más fuerte, el más listo y el más entero. A parte de que las horas que pasas en él pueden ofrecerte mucho espectáculo. Ayer, sin ir más lejos, entró una señora con una Biblia en la mano, envuelta en un folio blanco que con rotulador decía 'Law is the Biblie' (La ley es la Biblia). Muchas de estas personas que inician un discurso en el vagón se esperan a que el tren arranque. Una vez en marcha, esta mujer se puso a gritar frases incomprensibles con un inglés entre latino, portugués, indio y americano; vamos, que allí no había quien le entendiera. Lo gracioso llega en el momento que fui a cambiar de tren y la señora entró detrás mío. Pensé 'Noooo' y corriendo salí para saltar al de al lado que justo sus puertas se estaban cerrando y que el revisor volvió abrir y que, además, renegó por megafonía. Los otros pasajeros me observaron y no me quedó otra cosa que sonreír; sabía lo que acababa de pasar. 

Así, los días, las semanas y los meses han ido pasando. Dicen que a veces es bueno desconectar de la rutina y quedarte sin batería en el móvil, al menos, un fin de semana. El pasado sábado estuve en Boston. Una ciudad con cierto encanto, pequeña, manejable, limpia, segura -y más tras la explosión durante el maratón del 2013-, juvenil, con una brisa que llega del río Charles y que te obliga a ponerte una chaqueta en el mes de agosto. Sin embargo, cuando volví a Nueva York algo me hizo pensar que la adrenalina de esta ciudad engancha y que el momento de vivirlo, disfrutarlo y exprimirlo es ahora que, somos jóvenes, pertenecemos a la generación millennial y tenemos ganas. Y esto va por muchos de los españoles y amigos que tengo en la ciudad y quienes todos tenemos un propósito: llevarnos lo mejor de cada momento que vives en esta ciudad, ya sea más duro o más fácil.


NYC Subway


jueves, 15 de mayo de 2014

Muy frenética

Nunca conseguir algo había costado tanto. Y es que, hasta un sábado, una se despierta en Nueva York con prisas, corriendo a una reunión que, posiblemente, te traiga la oferta de trabajo que estabas esperando. Así que una vez más: Welcome to New York!

Esta ciudad frenética que comentaba en la anterior entrega, no deja de sorprender. Ya son cinco meses que intento conseguir un trabajo que me apasione y me permita tener una vida un poco más establecida en la ciudad. Pero estos cinco meses son pura adrenalina. Unas constantes subidas y bajadas. La oportunidad está aunque se resiste a llegar y parece que se retrasa. Tras un trabajo en un Wine Bar, otro en una empresa de cosméticos franceses, otro en una agencia de marketing online, uno como profesora de inglés, unas prácticas en una importadora de vinos españoles... Llega el momento que, con estas últimas prácticas me centro en una industria, un tanto sofisticada, interesante y en crecimiento. Por ahí van los tiros. Sumergida en los tipos de uvas, las añadas, las denominaciones de origen, los países, el mundo viejo y el mundo nuevo. 

Sin embargo, aquellas prácticas que vacilaban de un futuro próspero, llenas de experimentos y proyectos, de aprendizaje y explosión profesional, de promesas que se dicen y que luego no se cumplen, se quedaron en habladurías. Lástima, o afortunadamente que, todo en la vida, sirve para algo. La primera lección, nunca confíes en las palabras de un jefe, siempre ten guardada una alternativa para que al final quien salga beneficiado seas tú, y no él. Él, el Gran Jefe, al fin y al cabo, si no tiene las bases de cómo llevar un negocio y si no sabe gestionar una empresa, nunca verá tu potencial. Como dice la canción de Manu Chao, "si la vida te da más de cinco cabrones para aguantar, se fuerza la máquina de noche y día". 

Pues cabrones hay en todas partes, y disculpen la palabra no quisiera ofender. También hay cincos razones para seguir luchando, cinco razones para seguir soñando. La ciudad de Nueva York se mueve, se mueve y se engrasa cada día como esa máquina que rueda y que cuenta Manu Chao. Cada día más fuerte para afrontar las siguientes entrevistas, ofertas no cumplidas y/ u ofertas que llegarán. Su fin, llegar a conseguir que el día siguiente sea mejor que el anterior. No es fácil y, Nueva York, no lo pone fácil. 

Hay muchas frases que recuerdo a menudo, al menos, en esos 50 minutos de tren que tengo a diario para llegar a la famosa Penn Station y que, me sirven para mirar el día a día con más optimismo y mejor entendimiento. Una: paciencia es la madre de la ciencia. Seguramente, nunca me había inquietado tanto una situación de incertidumbre como en la que me encuentro ahora mismo. Otra: las cosas buenas tardan en llegar. Mi tío Patrick me recordaba esta mañana que a menudo, aquellas buenas oportunidades tardan más en cultivarse hasta que el fruto ya está listo. Una más: si lo consigues en Nueva York, lo consigues donde sea. Ésta la comentaba en la anterior entrega, la famosa canción de Frank Sinatra. Hace unos tres meses mi tío Paco me propuso escribir una entrega donde explicase a qué se debe esa frase. Por entonces, apenas recién aterrizada (y aún sigo como marca nueva en esta gran ciudad) no tenía argumentos sólidos para publicar algo así. Hoy sí. Hoy sí después de todo este esfuerzo, calvario, entrevistas sin respuestas, promesas incumplidas, trámites truncados, procesos desconocidos y charlas inesperadas. Hoy sí y si después de todo esto, no sale nada, es que la canción, esa canción, tiene mucho más sentido de lo que yo me imaginaba. 



Los pescadores saben que el mar es peligroso y la tormenta, terrible. 
Pero este conocimiento no les impide hacerse a la mar.


viernes, 25 de abril de 2014

¡Cuánto me estáis enseñando!

Pues sí, llevo casi cinco meses en la ciudad y hay muchas historias que contar. Algunas las intento reflejar en Las Cuatro Cuarenta. 

Pensamos que vivir en una ciudad de nombre es 'cool', formidable, diferente, apasionante y sobre todo, que todos los ojos están puestos en ella. Sin embargo, hay otros que encuentran fascinante vivir en ciudades exóticas, sin nombre, culturalmente diferentes, atractivas por su lejanía y maneras de supervivencia. Pero si lo piensas detalladamente, la ciudad en sí, no importa. En cambio el lugar sí, ¿por qué?. Por la sencilla razón de que el lugar es el que creas, el que te sientes infentificada y cómoda. 

Por ejemplo, la ciudad de Nueva York es esa a la que se le llama: New York City. Es esa que tiene al mundo entero mirándola. Se le mira y se le apasiona porque la sociedad, nosotros, hemos creado que así sea, ese concepto mágico de que Nueva York es NUEVA YORK. Hemos crecido con la idea de que esta ciudad lo tiene todo, y es cierto, aunque igual carece de limpieza urbana y otras historias más. Esta es la ciudad a la que se le han escrito decenas de canciones. Donde se dice que conseguirlo aquí, es conseguirlo en todas partes. La ciudad que amas y odios en un mismo día. La ciudad que recomiendan vivir una vez en la vida pero te dicen que te vayas antes de que sea tarde.

Sin embargo, también puedes irte a vivir a ciudades que por su situación geográfica la hacen un poco más insólita. Como es Auckland, la ciudad más poblada de Nueva Zelanda, conocida como las antípodas españolas. Ese mundo entero que hay que recorrer para que no hayan distancias. Solo existen las que nos proponemos. Ese país donde el 30% del mundo no sabe ni donde está, ni que hay allí, ni que existe. Ese país que en numerosas ocasiones se le confunde con Australia. Ese país que cuando se nombra, le sigue una cara de felicidad. E incluso, el país que por ser tan poco conocido y pequeño hace ¿qué perjudique al comportamiento neozelandés?

Sin ir más lejos, las redes sociales reflejan este movimiento general dividido por las nuevas tecnologías, edades, sexos y demás. Gracias a la actualización de estado en el Facebook, por ejemplo, uno se hace una idea que intereses tiene un neoyorquino, neozelandés o tailandés. El primero intentará siempre llamar la atención poniendo anuncios, haciendo preguntas y organizando eventos. El segundo fascinará a todos por la historia tan alucinante que acaba de ver en el metro, compartirá lo más inverosímil que hay en las calles de la ciudad o anunciará su próximo estreno artístico. Y la tercera, se limitará a colgar fotos de comida, de sus playas de aguas turquesas y de ellos mismo con cara de felicidad. De hecho, acaba de salir un estudio que dice que la gente de Bangkok y Sao Paulo son los más felices en sus 'selfies'.

De este mismo modo, la actitud de un neoyorquino frente a ciertos problemas, no será igual que la que refleje un neozelandés. Sus habitas son diferentes. Allá donde un conflicto cívico ruso parece no importar porque los intereses económicos, políticos, sociales no tienen nada que ver con el país; en Nueva York, en Estados Unidos, algo así se mira con lupa. Y así, lo mismo ocurre con un sin fin de historias que pueden afectar a dos sociedades anglosajonas totalmente diferentes.

En fin, que mientras unos intentan llamar la atención, otros ya la tienen. En una ciudad se reúne más cantidad de gente que un país entero. En los dos sitios les une una misma lengua, diferente acento, mismos 'bagels' (panecillos), mismos hábitos y diferente comportamiento. Y ya que nombré Tailandia, y mi paso por Bangkok, en alguna entrega confrontaremos la sociedad asiática con la americana. Dos mundos. 

Nueva Zelanda y Nueva York.
Nueva York y Nueva Zelanda ¡cuánto me estáis enseñando!


"Dime y lo olvido, 
enséñame y lo recuerdo, 
involúcrame y lo aprendo".

martes, 15 de abril de 2014

Nueva York flipa a las mujeres

La otra noche mi padre me despertó con el siguiente Whatsapp: Ingeniero Técnico 18.000€/ año. Dicen los expertos que tardaremos 16 años en alcanzar el nivel económico del que gozábamos antes de la 'famosa' crisis. 

En Nueva York eran las 3:30 de la mañana, en España las 9:30. Hay un dato que no puede dejar indiferente a nadie y, menos, a los jóvenes que como yo esperábamos tener un trabajo digno aquel día que entramos en la universidad y nos contaban esos proyectos, porvenires, etc. sobre un futuro muy próspero y que sé yo. ¡Mentira! Digo yo ahora 11 años después de aquel primer paso. Por desgracia nos ha tocado vivir esta época en la que, o bien, te sacrificas y tragas o, en la que vives dando tumbos de un lado para otro hasta que la campana suene y traiga un poco de suerte y, claro, tú no seas demasiado mayor. Sin embargo, como yo, hay muchos otros colegas, que desde hace ya unos años decidieron no parar. Y sobre todo, que ellos, los de ahí arriba que dicen gobernar, no nos pararan. Sí, como comenté mi sueldo actual equivale al sueldo mínimo permitido en el país. Ese mismo que tiene la gente que trabaja en puestos de comida rápida o empresas de limpieza. Pero como me dijo un amigo poco después de cumplir los 29 y, que no he parado de repetir: las cosas de palacio van despacio. No es que trabaje en un palacio, no. Es que, supuestamente, desde Europa tenemos la idea que trabajar en EE.UU. es la bomba. 

Lo que, verdaderamente, ocurre es que trabajar en este país te hace ser más fuerte, más competitivo, más estable, más luchador, más productivo. Ya creía lo mismo cuando tomé la decisión de ir a trabajar a Bangkok; pensaba, "después de Tailandia que me digan de montar un stand en medio de la nada, que lo monto". Ahora, tras hablar con varios españoles que andan, más perdidos que una aguja en un pajar, sigo pensando que tras esta andadura, el futuro está por llegar. Además, nos lo contaron hace un par de semanas en la Cámara de Comercio Española, quienes han iniciado un Taller de Búsqueda de Empleo para Españoles en Nueva York. En ella se nos contó que la finalidad de este taller es ayudar a los jóvenes que llegan a la Gran Manzana en busca de trabajo. Tras las palabras del director de migración española hay algunos matices. Una entidad española ayuda a los jóvenes que inmigran a la ciudad. Dicha entidad está respaldada por el ministerio de Asuntos Exteriores quien, a su vez, depende de las nuevas regularizaciones, leyes, recortes, derechos, decretos y demás aprobados, eliminados, creados y aplastados por el gobierno central. De ahí, que cada juzgue la creación del programa...

Para una chica cosmopolita, independiente, joven y sin compromisos probablemente sea la ciudad que, debido a su gran abanico cultural, tenga mucho que ofrecer. Sin ir más lejos, en ese taller que comentaba ¿podéis imaginar cuánta gente había? ¿Cuál era el porcentaje de mujeres y hombres?. Un 95% del total de los asistentes, éramos chicas. Yes! Jóvenes dispuestas a alcanzar la cima en la ciudad donde más se mira a la bolsa desde todas partes del mundo y que, por cierto, está dominada por hombres. Pero la cima se alcanza sembrando. Parece ser que una de las mayores esclavitudes del ser humano, el de la mujer como mujer, sufre una transformación en la sociedad del siglo XXI. La mujer trabaja, decide, viaja, es independiente...¿Asustará que, la mujer actual, haya logrado una gran emancipación? 

Mientras, tengo en la cabeza la famosa canción de Frank Sinatra que dice que si lo consigues en NY, lo consigues donde sea. También hay otra que dice vive en Nueva York una vez en la vida pero vete antes de que se te haga más difícil vivir en ella. Solo llevo cuatro meses y hay mucho que contar. La letra de estas canciones están cargadas de verdades, entre otras. Por la sencilla razón de que esta ciudad no te deja tiempo para reflexionar. Es decir, vives tan acelerada, tan sumergida en tu día a día que no hay suficiente tiempo para detenerse y pensar y si lo haces, quizás ya sea demasiado tarde, el de atrás ya te ha pisado. Además, el neoyorquino está tan acostumbrado a ver turistas en su ciudad que antes de que alguien vaya y le pregunte, éste ya está en la acera de enfrente. Como bien hizo el marido de mi tío, nacido en Long Island: "A mí, no me vengas a decir nada, ves al turista", le decía a un loco degenerado que hablaba solo en la calle y que molestaba un poco. Pero este no es el único que te encuentras por ahí perdido en Nueva York, hay unos cuantos más que gritan al aire, que hablan solos, que duermen en los metros. Cuando vives en la gran ciudad, esos ya no los ves. Sí que están pero no los ves (o no quieres verlos). Hace un par de semanas cogí la línea L, votada la línea más limpia por sus miles de usuarios diarios. En ésta, un vagón estaba completamente vacío (algo inusual de ver) y conforme se abrieron las puertas, el olor de esa vagón era indescriptible, era asqueroso. Un vagabundo dormía al final de vagón rodeado de sus bienes envueltos en bolsas de basura.

Aún así, y a pesar de las diversidades de vivir en una gran ciudad, a una le va entrando el gusanillo de que esta ciudad tiene algo que atrapa, que desborda, que satura, que engancha...¡qué flipa! 

"La vida es muy peligrosa.
No por las personas que hacen el mal, 
sino por las que se sientan a ver lo que pasa".

miércoles, 2 de abril de 2014

Cuando ya no vendan esas chocolatinas ¿qué voy a hacer?


Hay unos 53.000 vagabundos en todo Nueva York. Unos 22.000 son niños. De entre esta cifra, más de 12.000 familias enteras viven en las calles de esta gran ciudad. Es por eso que ahora una entiende la cantidad de gente que hay en la calle pidiendo 'una ayuda'; es innumerable. Hay algunos que se atreven a entretenerte con unos malabares, otros sujetan un cartel, otros tantos duermen con un gorro entre sus piernas. Algunos te sorprenden con un libro en la mano y una bonita frase que dice Everyone needs a little bit of help (Todo el mundo necesita un poco de ayuda). E incluso hay algunos que sujetan un cartel con dos hilos desde sus determinaciones apuntadas. En él te explica que le pasó y lo que necesita. El texto está en inglés y en castellano. 

Claro, al principio iba repartiendo dólares por compasión ¿podría decir?. Me sorprendía de mí misma porque me sorprendía ver a tantas personas pidiendo y no me sorprendía de la misma manera cuando vivía en Bangkok. Será que una llega a EE.UU. pensando que todo es capital, consumo, riqueza...¡Pero no! ¡No es así! Y tiene sentido...de eso ya hablaré en mi siguiente entrega.

Ahora, que desde hace 15 días encuentras chocolatinas en forma de huevitos y envueltas de un color brillante en las tiendas, esas que dicen Pharmacy 24h, que uno de un país no-anglosajón puede pensar que es una Farmacia, llena de medicamentos y demás, pero no, esto es un supermecado donde se vende todo tipo de comestibles empaquetados, enlatados o en bolsas. Y allí es donde encuentro un pasillo repleto de chocolates en forma de conejo, de huevo, de pato... porque las Pascuas están cerca (¿?). Así que lo que hago es comprar bolsas (en plural, porque ya van un par) que cuestan alrededor de unos $3 y que van cinco onzas (no llega a 150gramos). La llevo en el bolso y, como no puedo soltar los dólares tan al aire, porque realmente vuelan y porque mi sueldo no alcanza para mucho, reparto chocolates a los vagabundos que leen, que tienen un cartel que me llama la atención y a los niños. Éstos no piden pero igual, el metro que cojo a diario para subir al Bronx cada día va repleto de niños cogidos de la mano de su mamá. Vamos, que soy la 'Tía de los chocolates', como me dice una compañera de trabajo, que por cierto, es dominicana. Bueno, todos mis compañeros son dominicanos y/o con papás dominicanos pero nacidos aquí. Éstos pronuncian la ere como una ele y la ele como una ere. Vamos, que hasta el más doctor de los doctores suena divertido y poco serio. Pero ellos no tienen la culpa. La tienen los gallegos que llegaron a su país. Gallegos de Madrid, también, ¿eh?. Como me dijo el vendedor número uno de la empresa: "El dueño de esa tienda a la que irás el viernes es gallego, bueno, nacido en Madrid. Esos son gallegos también, ¿no?" En fin...

El caso es que a parte de gente que vive en la calle hay otra que te entretiene los largos viajes en metro y en una línea que cruza Manhattan, como por ejemplo la R, te encuentras desde tres jovencitos rapeando mientras uno hace piruetas arriba y abajo, enganchado en las barras y saludando boca abajo, con mucha gracia, a todo el personal, hasta un señor haciendo trucos de magia de donde saca una paloma, un conejo y hace desaparecer un sombrero. O, siguiendo en la línea de las artes, también te encuentras alguno que toca los timbales. Pero, entonces tu viaje puede terminar en la parada principal de Brooklyn y tener el gustazo de cruzarte, por sorpresa, pues su entrada en el vagón es discreta, con tres hombres de unos 50 años, afroamericanos, cruzando de un lado a otro del vagón, en fila india y sosteniendo un gorrito negro al mismo tiempo que cantan a Capella "What a wonderful world that would be...




"La verdadera pobreza no es la falta de pan, ni de techo,
la verdadera pobreza viene de la sensación de no ser nadie".



*Cita extraída de María Teresa de Calcuta. Lección número uno que aprendes viviendo en Nueva York es que, aquí, no Puedes ser como ella...

sábado, 22 de marzo de 2014

Tengo algo que contarte...

Si solo fuera por un día I wish you were here para ver como estamos, como los años nos han hecho más fuertes y más guapos, además de más mayores. Como ya te habrá contado el iaio, estuve pasando los veranos en Siete Aguas, con los tíos que se compraron una casa más tranquila, ¿la llegaste a ver? ¡Y los iaios también vinieron a pasar el verano! Fue ¡super divertido!. El papá estaba trabajando muy duro. ¡Ah! digo trabajando porque ya se ha jubilado; sí, sí, ahora te cuento. El tete empezó a estudiar en La Universidad de Valencia y yo fui al instituto, al lado de casa. Cuando terminamos, papá nos regaló un viaje a Nueva York y estuvimos en casa de la tía Amparín unas seis semanas. Aunque, para vuestro aniversario nos llevó a París, donde fuistéis en vuestra Luna de Miel. Aquella ciudad es preciosa y más lo sería cuando estuviste tú allí, seguro; reflejaría tu sonrisa por el Sena. 

Después de ese viaje papá me enseñó otro mundo, más allá de España. Siempre nos ha enseñado muchas cosas. Ha trabajado muy duro, pero como te decía, ya se ha jubilado y ahora está fenomenal. Además tiene una pareja que le hace muy feliz. Se complementan muy bien y ha hecho que la vida de papá esté más completa. 
El tete empezó a trabajar de camarero mientras estudiaba, ya sabes que el papá siempre ha querido que sepamos valorar lo que cuesta ganarse las cosas. Cuando terminó la universidad hizo un máster y desde entonces ha sido un ejemplo para mí. Siempre se preocupa y me da consejos, ¿sabes? Es el auténtico hermano mayor. Ahora trabaja en un banco y está muy muy contento. Se compró un piso que si vieras la zona donde está, no la reconocerías. También parece que ha encontrado a una chica que le hace la vida más feliz. Y hace poco escribió tu fecha de nacimiento forever. Te echa de menos... de hecho, la iaia le regaló una foto donde sales tan bella. La tiene en un marquito al lado del televisor, ¿la has visto? 

La iaia es una auténtica luchadora. Lleva ya mucho tiempo sola aunque tiene una chica de Rumanía; por fin, hay libre circulación de personas en toda Europa. Ahora este país forma parte de la Unión Europa. Hay muchos avances en cuanto a sistema social y nuevas leyes. Aunque poco a poco lo están derrumbando todo, otra vez y más aún, tras esta maldita crisis. Con todo, la iaia aún tiene algo de pensión, por suerte. Las últimas navidades no ha querido salir de casa pero hemos estado ahí para que los días no se le hagan largos, y siempre está al loro de todo. A veces comenta que ya tiene ganas de reunirse con vosotros y tomar un café pero aquí no le dejamos. 

Y bueno, en cuanto a mí, no sé que contarte. Igual papá te habrá mencionado algo alguna vez que está solo en casa. Estudié periodismo y terminé el último año en Gante, Bélgica. Te preguntarás cómo ¿verdad? Pues, por el afán de vivir nuevas experiencias, de conocer mundo, de aprender y aprender. De ver lugares, oler distintas flores, escuchar música diversa, leer cosas que no entiendo y hablar con gente extraña que esconde maravillosas historias. Casi como la mía. La iaia y papá dicen que estarías patint, si tú estuvieras aquí. He viajado por algunos sitio más y vivido en cuatro continentes. Me imagino que no te estarás asustando demasiado. Ya paro, no te preocupes. En estos siete años lo más grave que me pasó fue una neumonía y una gastroenteritis y me curé rápido. Todo este tiempo he estado trabajando de todo un poco y haciendo cosas que ni te imaginas. Pero ya sé que me has estado vigilando y que los días más difíciles los hemos pasado juntas.

Ahora, si te digo donde vivo, no te lo vas a creer o quizás tengas ya una idea. El tete me ayudó un poco a tomar la decisión y aunque papá ahora tiene más tiempo libre, antes de venirme nos fuimos al País Vasco juntos. Disfrutamos de cada segundo, como te podrás imaginar. En estos momentos, te escribo desde Nueva York. Estoy en casa del tío Paquito, la tía está muy mayor pero tiene mucha vitalidad. Los dos, el tío y Patrick, me cuidan muchísimo. Y también tenemos una foto tuya en mi habitación.

Te preguntarás porque me he venido aquí esta vez ¿cierto? Resulta que hay una crisis que afecta a todo el mundo y más a Europa y a unos países más que a otros, como es el caso de España. Tengo el culo inquieto y, como no sé cuando podré verte de nuevo, vivo cada segundo agradeciendo lo que tengo y lo que soy gracias a TI y a PAPÁ. Sí, ya sabes que los echo tantísimo de menos que a veces me duele pensar que estoy haciendo esto y estoy tan lejos. Suerte que con Internet nos podemos comunicar de inmediato y conversamos de todo, en todo momento. E incluso, nos mandamos fotos de lo que hacemos y por donde vamos. Además, cuando paro por Valencia siempre quedamos con Pepa, Jose y Amparo y, hasta pusimos de tradición vernos la noche de Reyes. Nos reímos contigo muchas veces. 

En todo este tiempo he conocido a muchísima gente, he encontrado a gente maravillosa en el camino y como te decía, gracias a Internet, puedo seguir en permanente contacto. Incluso, algunas veces, nuestros caminos se han vuelto a cruzar. Como ya nos encontraremos contigo algún día. Mientras, sigue volando, que yo sé que me sigues y me cuidas y que, cuando estoy triste y lejos de casa, me mandas fuerzas y sabiduría porque así es como más cerca estás, mamá.


"En nuestros locos intentos, renunciamos a lo que somos
por lo que esperamos ser", Shakespeare. 


miércoles, 26 de febrero de 2014

Los domingos


Me gusta pintarme los labios, lo reconozco. Pero de un color discreto y acorde con la ocasión. No soy de marcas caras y tengo tonos rosados y algún que otro rojo pasión. ¿Qué sería la vida sin pasión?. Aquí, en Nueva York, saben muy bien lo que es eso. Constantemente te recuerdan en los encuentros para hacer el famoso networking que debes tener pasión en todo aquello que haces. Pero por descontado mencionar que el 75% de los americanos tiene pánico a hablar en público. Es por eso que muchos de estos eventos van sujetos a las formas y modales para relacionarse. Está claro, el norteamericano emprende pero no sabe conectar con las personas (adecuadas). ¡Y necesita ayuda!. Algunos eventos motivan, otros enseñan y en otros tantos se aprende a presentarse en 30 segundos. Aquí el tiempo es oro y cuesta dinero. De hecho, ya no vale regalar el tiempo, los años de esclavitud se acabaron hace 50 años. A pesar de eso, la tasa de desempleo entre los afroamericanos es de un 13%, que es casi el doble que el de la población en general (7,4%). 

En la ciudad se ven a los trabajadores. Los hombres trajeados con prisas que salen del metro y van directos a la oficina, sin detenerse y sin mirar. El GPS va incorporado y lo siguen para no alterar su ruta, claro, no vaya a ser que pierdan un minuto. Ellas también van con prisas, sin embargo, llevan zapatos planos, botas de nieve, botas altas o zapatillas de deporte y, un abrigo largo que no deja pasar el frío. Una vez llegan a la oficina, se cambian el calzado por uno un poco más bonito, ese que pega con la falda, las medias y la blusa. Aunque a veces no combina tanto. Con las prisas no tienen tiempo para hablar pero es que tampoco se intercambian una mueca entre tantas miradas cruzadas en el tren. Ese tren en el que pasas un largo tiempo del día y que muchos cogen. Todos los que abandonan sus casas hasta dos horas antes de empezar a trabajar para llegar a tiempo pero aún así, siempre, siempre, llegan tarde. 

Pero entonces, llega el fin de semana, el ansiado fin de semana. Los viernes comienzan con un Happy Hour donde en algunos bares las cervezas cuestan tan solo un dólar. ¡Y llega el sábado y el domingo! Es el momento de ver a las chicas un poco más sexy y arregladas, salen de fiesta y llevan tacones. Bueno, y es que llevan tacones aún con nieve y hielo en las calles. Menos mal que van acompañadas y se sujetan del brazo de su pareja, sino, ¡qué peligro!. Aunque el peligro está cuando entre semana esas parejas a penas se ven por falta de tiempo. Pero ya estamos en fin de semana y hay que aprovechar. Tanto es así que los clubes de Nueva York son los que más tarde cierran de toda la costa este de Estados Unidos. A las 4 de la mañana. Y en ellos, el norteamericano, demostrará una vez más que no sabe ligar. ¿Su manera para entablar una conversación? Sí, así lo creen, desean mantener una conversación de lo más amena. Entre la música de fondo, los empujones, los olores malolientes y las distintas pronunciaciones en inglés, aquello se parece más a una comedia italiana que a una peli ambientada en París. Pero ellos se empeñan.

Y cuando menos te lo esperas, ya es domingo. El día del señor, como bendijo y consagró el Señor, el día del reposo. Y ya está, los domingos en esta ciudad, son para las parejas. Y si además sale el sol, aún salen más a la calle y aún demuestran más su amor. ¿Qué de que manera? Pues muchos salen a comer, van al cine, al parque, a jugar o simplemente a tomar. Como podría hacer cualquier pareja en otra ciudad del mundo. Pero lo que aquí llama la atención es que ellas y ellos por fin van acompañados y les envuelve una inmensa felicidad que se dibuja en sus caras. Una sonrisa que, de un modo u otro, lleva pasión, mucha pasión. Y la llevan a su manera. 


"A veces el corazón ve,
lo que es invisible para los ojos"


domingo, 16 de febrero de 2014

Nadie dijo que fuera fácil

Han pasado ya dos meses desde que llegué a la 'gran manzana'. ¿Qué por qué se le llama a la ciudad de Nueva York la 'gran manzana'?. Fue el periodista, J. Fitz Gerald cuando, en los años veinte, escribió un artículo en el New York Morning Telegraph sobre las carreras de caballos. Allí se refirió a la ciudad como una gran cuadra cuando el sueño de todo jinete que hubiera montado un purasangre cabalgaba hasta la meta y esa meta era la 'gran manzana', Nueva York. Más tarde este término dejó de usarse, quedó anticuado y no volvió en boca de los americanos hasta los años setenta. Por entonces, la Oficina de Convenciones y Turismo de Nueva York comenzó a promocionar la ciudad bajo dicho sobrenombre. Ahora mismo, la ciudad es algo más grande que aquella 'gran manzana'. La gente vive en Manhattan, llamada entre los que viven en el estado: the city (la ciudad)El resto de neoyorquinos viven en el Bronx, en Queens, en Brooklyn, en Staten Island o en Long Island. Y eso, solo lo sabes una vez pasado el tiempo y descubierto que las distancias son tan largas como las que existen entre una ciudad europea y sus pueblos de alrededor. 

El caso es que llevo ya dos meses y la vida del inmigrante europeo no está siendo, verdaderamente, un camino de rosas. Pero espera, nadie dijo que lo fuera. Cumplir el famoso 'sueño americano' cuesta más de lo que me figuré cuando nada más llegar a la ciudad me llovían ofertas de trabajo para ganarme unos duros. La realidad es otra muy distinta una vez empiezas a coger el tren a diario y el revisor de las 11.15 de la mañana se convierte en tu amigo y te deja viajar gratis, por ejemplo. También, pasado el tiempo, empiezas a ver la vida y la monotonía del neoyorquino y empiezas a entender muchos comportamientos, lo cual me resulta siempre fascinante. Además, en dos meses me ha dado tiempo a:

Trabajar de camarera en una cervecería y dejarlo después de decirles que no me parecía bien su modelo de gestión. Ya ves, podría pensar que yo no soy nadie para hacer tal cosa pero me pregunté '¿cómo me voy a sentir mejor: sigo trabajando para esta panda de incompetentes o, me largo y me quedo más tranquila mente in corpore sano?'.
También me ha dado tiempo de trabajar de vendedora para una marca francesa vendiendo productos de cosmética en un centro comercial de la quinta avenida.
He hecho la entrevista más irrespetuosa que he tenido hasta el momento para un bar turco.
He recibido llamadas para trabajar en Boston, Carolina del Norte y Nueva Jersey.
He hecho entrevistas, pasado a la segunda fase y he aprendido que cuando hablamos de Marketing en Estados Unidos hablamos solo de ventas.
He ido por un edificio de Protección Oficial en Harlem (norte de Manhattan) vendiendo proyectos de caridad y jamás me he sentido tan mal en mi vida (esto lleva historia).
He pasado la segunda ronda y he rechazado el trabajo.
He hecho dos entrevistas en un mismo día.
He asistido a conferencias, encuentros y quedadas para conocer gente.
Me he apuntando a Yoga y a Pilates para conocer más gente y conocer de cerca al neoyorquino.
He ido a clases sobre organización de eventos y he acabado el curso tras seis semanas de lecciones.
He recibido una propuesta de trabajo en San Francisco para trabajar de azafata.
He sido invitada a hacer prácticas en una agencia de marketing on-line e ir a comisión.
He empezado, solo por cinco días, a trabajar de niñera para una niña catalana que tiene que practicar el inglés.

Pero aquí no acaba todo. Esto es solo una lista de lo que profesionalmente me ha ocurrido. A nivel personal, ya os podéis imaginar. Solo digo, por el momento, que nadie dijo que conseguir el llamado 'sueño americano' fuera fácil. Eso sí, y porque me gusta ser optimista, creo que una vez todo encarrilado la experiencia merecerá mucho la pena. El estrés de estar pendiente de un trabajo que te patrocine y te deje estar en el país el tiempo que dure el contrato y, estar, además, legalmente con un visado bajo el brazo sin riesgos que afrontar, es muy asfixiante. Sin embargo, es muy enriquecedor ir a las entrevistas, mencionar que eres Española, que has vivido en tres continentes diferentes (con este ya es el cuarto) y que has venido aquí a aprender, a mejorar tu carrera profesional y personal pero sobre todo, has venido para vivir la experiencia. Y, así, la otra parte de la entrevista, siempre queda sorprendida.


"Si esto fuera fácil,
no lo hubieras empezado ni hecho",
me dice mi tío Paco que me aguanta todos los días.

lunes, 10 de febrero de 2014

El inmigrante legal o ilegal

Deberíamos preguntarnos algo cada vez que vemos los telediarios o leemos las noticias. Quizás ya no nos abrumamos ni sorprendemos pero siguen ahí y salen a diario. Hablamos de la cantidad de subsaharianos, en el caso de Europa y de mexicanos, en el caso de Estados Unidos, que cruzan la frontera a duras penas. No somos tan consciente cuando escuchamos la cifra de muertos o supervivientes que arriesgan sus vidas buscando un futuro mejor. O simplemente, un futuro diferente porque muchos de ellos no saben a que se enfrentan ni que hay en el otro lado de la verja, de las cuchillas, de las barreras, del agua; detrás de las fronteras.

Pero luego ¿qué? Los que sobreviven quizás infrinjan la ley una vez en tierra ajena, pasan a ser los llamados 'sin papeles', a no tener derechos sociales, a trabajar de lo que sea y de lo que puedan. Pasan a no tener derechos laborales y a vivir en una constante incertidumbre. Incluso, se corre la voz entre las personas de un mismo país para que a su llegada ocupen puestos de trabajos similares. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, los mexicanos están en los restaurantes, los peruanos en los parkings, los colombianos en la limpieza y, así, lo mismo en todos los sectores donde se necesita mano de obra (barata). Además, uno de los puestos de trabajo más populares que ocupan las inmigrantes, sobre todo, es el de niñera, o baby sitter como dicen aquí. A su llegada a un nuevo país, muchas latino americanas cuidarán de los niños de jugadores de basquet, de béisbol, de ministros, de empresarios, de actores... E, incluso, en Reino Unido trabajarán para el secretario de Inmigración. De hecho, no hace mucho, saltó la noticia que Mark Harper, titular de Inmigración británico, dejaba su cargo al saber que su limpiadora era ilegal. Has leído bien, ella era 'ilegal'.

Pero, ¿qué significa ser inmigrante ilegal? ¿Por qué se cierran las fronteras? O aun mejor preguntarse, ¿por qué existen fronteras?. Además, ¿por qué Suiza acaba de aprobar una ley para limitar la inmigración laboral en el país?. De los 8 millones de personas que viven en Suiza, casi un cuarto son extranjeras y unas 500.000 personas son musulmanas. Muchos son los hijos de los antiguos refugiados que llegaron a este país durante la guerra de los Balcanes, alrededor de los 90. Aquellos llegaban a Suiza porque un conflicto azotaba su país al igual que lo hicieron años atrás los españoles, italianos y alemanes que se fueron a Latino América por causas mayores.

Y mientras, en Suiza se aprueba dicho referéndum, en Estados Unidos se anuncia que en algunas ciudades con estancamiento y reducción de la población empiezan a recurrir a estrategias de atracción para los inmigrantes para impulsar, así, el crecimiento económico. Para lo que unos la inmigración es un problema para otros es la solución. Para lo que algunos piensan que es una injusticia que se cierren fronteras para otros es una buena solución proteger el paisaje a causa de la construcción por falta de viviendas y conservar la calidad del país. Lo que está claro es que la medida que Suiza adoptará cuando más del 50% de su población vote a favor de limitar la entrada de inmigrantes, principalmente de la Unión Europea, amenazará la libre circulación entre personas de la Unión Europea y Suiza. En la misma línea que dificultará las relaciones con la UE.

La vida del inmigrante, legal o ilegal, no es fácil. Algunos lo hacen por necesidad, muchos otros por cuestión laboral y otros pocos por placer. ¿Crees qué deben existir dichas restricciones y estrategias?.



"No importa el color que seamos, 
somos todos iguales" 


Ilustración: Sadi Tekin, un artista y amigo. 

lunes, 3 de febrero de 2014

Los veintinueve

Bueno, se acercan los 29 y ha llegado el momento de presentarme. Nací un 3 de febrero. En mi casa esperaban una niña y, niña que salí. Lo que no esperaban es que saliera a la hora prevista o, al menos, eso dijo la comadrona a mi madre para que no se asustara. Mi hermano cumpliría 6 años cuando le dijeron que su vida ya no iba a estar tan tranquila. Le gustó tanto la idea que siempre creyó que la adoptada en la familia era yo y no él, pero eso no importa. Él cantaba en el coro yo, lo intentaba. De hecho, cantaba tan bien que él era de agudos, yo de graves. Me gustaba bailar, pintar y disfrazarme, además de cantar, claro. Pasé mis veranos subida en una caravana. Menos mal que por entonces las cabras ya tenían dueño sino hubiera sido Camela, por lo menos. Cuando llovía, lo hacía con razón pues mi organillo estaba desafinado. Suerte que me gusta el agua. Tanto es así que mi padre siempre me buscaba por ahí hasta que se acostumbró a acudir directamente a la fuente, donde estaba yo. Soy acuario.

Pasé de cantar y bailar a disfrazarme con los tacones de mi madre, que eran una obsesión. También pintaba las paredes y a mi querido hermano. El arte se apoderaba de mí de algún modo. Además, escondía las pinturas, bailaba sevillanas y decía 'ponémelo todo, mamá'. Vamos que Sorolla y yo primos hermanos y porque no, la Pantoja también. Pero lo cierto es que Sorolla y mi iaio eran primos segundos y fumaban en el despacho y aquello parecía como el programa de Lluvia de Estrellas, así arreglaban el mundo... Mi iaio fumaba en pipa aunque más tarde pasó a fumar puros. Mi padre solo pipa cuando era joven y tenía pelo. Mi iaio era un intelectual. Ahora, mi padre bromea con que va a la peluquería y se hace tupés a lo Elvis, quien por cierto, era el cantante favorito de mi madre. Lástima que él nunca llegó a tener su voz pero sí la de un tenor. Mientras, mi iaia cocinaba el arroz al horno más rico del mundo. Algo que nunca aprenderé porque no me apasiona cocinar. Pero para eso están las abuelas, las madres, los padres, los hermanos y las amigas.

Un suceso fortuito cambió el rumbo de nuestras vidas. Y es que no hay nada más natural que la vida misma. Gran eslogan para vivir. Y así, los recreos te enseñan, aprendí a hacer ruido y a ponerle melodía a mi canción. Tanto es así que en las clases aprendí tribus como la de Bunlap, algo alternativo. Mi falta de coordinación en la danza me llevó a jugar a la ajedrez. Yo era las negras y perdía, pero pude llevar esa pena conmigo. También me gustaban las mandarinas y salía a por ellas aunque más tarde me eché al negocio y las vendí a un euro. Lo cierto es que me gusta vender pero no competir. Un día cogí un papel y un boli y me puse a escribir. La verdad es que el profesor tuvo una mala idea pues gané un premio en poesía y otro en relatos a los 15 y a los 18 años. Ahí ya era mayor de edad. El recuerdo del azahar y la vida al aire libre me llevaron a volar. También nadé y luego practiqué coreografía acuática cual sirena, vamos. Más tarde lo dejé cuando mi padre me regaló una bici y me puse a pedalear. 

Al poco tiempo, los curas me dieron una oportunidad y los cinco años estudiando no fueron tan mal aunque nunca recé el padre nuestro. Eso sí, hice mis pinitos en Do menor. Tanto es así que cuando llegó el Rey Melchor con su camello quedó tan impresionado y deshidratado con mis tonos que le reventaron los tímpanos. Y yo que lo sentí. Fue algo singular. A pesar del dolor, me invitó a subir a su camello y comenzamos a caminar. Inicié un viaje subida en joroba, en barco, en avión, en tren, en bicicleta, en coche y en camión. Todo esto me llevó a vivir en las calles. Me dediqué al robo de flautas y panderetas y viví en Bélgica, Escocia, Nueva Zelanda, Bangkok y Formentera. Tuve que dejarlo cuando me diagnosticaron vértigo. El hecho de beber cervezas con falda al son de las gaitas entre ovejas a 40 grados en una playa paradisíaca fue solo un sueño. Pero una vez la flauta sonó más fina y me trajo un trabajo international. Allí me quedé tocando un Fa mayor al son de las letras, componiendo algunas notas para comunicar y sin jorobar.

Ahora hago un viaje en tren que cojo a diario. Espero mi suerte sin cantar porque ya casi me quedé sin voz pero gano unos duros sirviendo cerveza y vino que es lo que más feliz hace a la gente. Donde vivo hay muchos millones de personas y poca horchata, paella y mandarinas pero hay mucho ruido. Así que hay que esperar que llegará algo con un Si mayor. Mientras, que me dejen un boli que yo sigo escribiendo. El final aún no está escrito pero un día me dijeron "tienes que aprovechar ahora" y yo, tomé nota.

"Solo vives una vez pero si lo haces bien,
una vez es suficiente"

sábado, 25 de enero de 2014

Ellos

Les apodan fríos, patriotas, competitivos, consumistas y cosmopolitas. Se cree, además, que sus vidas están llenas de estrés, de facturas que pagar y es difícil llegar a fin de mes. Que van tan deprisa que un pequeño empujón les irrita y hace gritar excuse you! (¡discúlpate!). Y es que sus vidas están llenas de rutina e independencia. Como por ejemplo, los largos paseos de largas distancias que, por suerte, subida en el metro te lleva a todas partes y, que por desgracia, debes coger a diario. Aunque también hay autobuses, trenes e infinidad de taxis. Quieren petróleo porque sus vidas están tan acomodadas pegadas a un vehículo que lo quieren además más barato porque el petróleo les rodea el mundo, su mundo. Se inventan motivos para invadir países. El país se compone de muchos estados y cada uno legisla a su manera. En algunos ya existe el matrimonio homosexual, el consumo propio de marihuana y alguna otra cosa más. El sistema les obliga a tener un seguro médico y por él pueden llegar a pagar hasta $4000 al mes. Pero puede que un mal día te arruine la vida. Puede ser que ese seguro no cubra la operación médica tras un accidente de coche. Puede ser que el banco te embargue la casa y te quedes sin hogar cuando salgas, vivo, del hospital. Además, de que pagas impuestos y más impuestos por todas partes. 

Hay locos, ricos, pobres, modernos, estrafalarios y trabajadores. Por la calle, a los locos se les ignora pero ¿será esa ignorancia la que les lleve a la locura?. Son educados, civilizados, morales y falsos. Son contradictorios. Hay arte en las calles, música, risas, olores y tráfico. Tienen nominaciones, galardones, galardonados y premios. Tienen los Oscars. De hecho, Captain Philips espera ser la película del año y no lo es. Están cansados de su nación. Esta película es por y para ellos, ¿pero dónde están las armas en la tripulación de la peli cuando cualquier ciudadano puede tener una en su casa?. Existen dichas contracciones. Hay pistoleros, bandoleros y policías. Éstos son una atracción turística y es que los turistas se hacen fotos con ellos. ¿Serán los policías tan famosos en algún otro lugar del mundo?.

Aquí, hay trabajo para todos. Trabajan todos los que quieren trabajar. Sin embargo, no hay derechos laborales y si los hay, son pocos. Tal vez, no hay discriminación a la vista pero quizás la haya. Acuden a restaurantes a diario y encuentras gran diversidad cultural. El camarero vive de las propinas. Las propinas son obligatorias indiferentemente si el servicio es bueno o malo. Será que el trabajo es valorado por el cliente y no por el empresario. Hay nuevos empresarios que entiende muy poco del negocio, que se aprovechan y que no saben gestionar. Ellos emprenden, se arriesgan. Ellos también fueron inmigrantes. 

"La vida es lo que te pasa 
cuando estás ocupado con otros planes"


Y entonces, un día cualquier, sumergida en la monotonía del día a día, siguiendo esa corriente esperas más de un minuto el siguiente metro que perdiste y ¡te da rabia!. Ya estás en su mundo. Pero mientras aguardas la llegada, un hombre asiático toca la guitarra española que ambienta la parada y la espera. Tienes a gente sentada a tu lado quienes se van al poco rato, suben en el tren que llega antes que el tuyo. Afortunados, piensas. Aunque no importa, faltará poco para el siguiente. Se están cerrando las puertas y te das cuenta que entre la gente hay un chico que escucha música a través de sus auriculares. El joven lleva un ramo de flores agarrado en su mano derecha. Su aspecto es medio punk, pantalones elásticos de pitillo negro, botas Dr. Martens granates, cazadora de cuero negra y pelo rizado largo. En ese medio minuto, se van cerrando las puertas a medida que suena el aviso. Me llama la atención que un chico con ese aspecto lleve flores ¿por qué? y se ha dado cuenta de mi sorpresa. Finalmente, las puertas se cierran. Me quedo pensando y esperando a que llegue, por fin, mi tren. Me impaciento pero una pequeña reflexión se ha apoderado de mí. El tren se oye llegar a lo lejos dentro del oscuro y sucio túnel. Éste sí que es mi metro y conforme entro, le digo a una señora que se le ha caído un papel naranja y ella lo recoge con mucho agradecimiento. Y no sé porque pero llego a la conclusión que, Estados Unidos, aún tiene mucho que enseñarme. Quizás por su gente, quizás por la mueca del chico o, por la señora o, por sus reacciones. No estoy segura. Ellos son sencillos, discretos, honestos, sentimentales y cobardes.

by Humans of New York




viernes, 17 de enero de 2014

Las 22 cosas que NO echas de menos de España

Después de casi 7 años viajando y viviendo fuera de España y, porque una buena amiga me enseñó hace poco que algunos españoles que salimos del país echamos de menos veintidós cosas, ha llegado el momento de escribir, muy brevemente, las 22 cosas que NO se echan de menos cuando vives fuera del país. No sé si muchos de los expatriados estarán de acuerdo con esta lista que yo he encontrado pero allá vamos...

1. ¿Qué os parece el tema taxi? Cuando subes a uno el 'amable' taxista lleva puesta la emisora que más odias del mundo y ésta, está a todo volumen. El taxista es incapaz de bajar el volumen o cambiar de emisora. Vamos, que siempre estarás muy en desacuerdo de lo que se escucha y si replicas, el taxista te puede ladrar...(yo odio escuchar la COPE ¿y tú?)

2. En las terrazas de Valencia, por ejemplo, es muy común que los staff de las discotecas pasen una y otra vez preguntándote "¿Dónde vas esta noche? Si vienes antes de las 2, entrada y chupito gratis". Eso, no se echa de menos, os lo aseguro. Pero bueno, al final se establece una bonita relación de amistad fin de semana tras fin de semana.

3. Lo mismo pasa cuando el señor que lleva las rosas robadas del MercaValencia, por así decirlo, pasa ofreciéndote una rosa en el momento más dulce de tu cita. Y, a la semana siguiente vuelve a pasar y vuelve a preguntarte lo mismo. En fin...

4. El horario laboral. Sí, vale, tenemos siesta pero...

5. Que las paredes de tu casa sean tan finas que puedas escuchar hasta los ronquidos del vecino de al lado.

6. Pedir un vaso de agua y que éste sea una botella que tengas que pagar a coste de oro. Tipo 4€, o así.

7. Acudir a los bancos un día entre semana por la tarde pensando que estarán abiertos. Cuando por lo general, solo abren por la tarde un día a la semana. Cumplen un riguroso horario: Abierto hasta las 14.00h.

8. La compra de billetes para un viaje Madrid-Toledo, por ejemplo, puede acabar siendo frustrante. Las colas que se forman en ventanilla estresan tanto al de dentro como al de afuera del país. No hay suficiente servicio y tampoco existe la opción de comprarlo a bordo. De hecho, te multan si subes sin billete.

9. Las cagadas de perro en medio de la acera. Muchas veces son minas peligrosas que pueden traer mucha suerte.

10. Las obras públicas nunca estarán finalizadas. Acabarán de cerrar una zanja y a la semana siguiente volverán a abrirla. Colgarán el cártel de: (siempre) En construcción.

11. Los cuatro niñatos de turno que se ponen en el parque de abajo de tu casa y, debido al eco, escuchas sus conversaciones como si estuvieran en tu casa del décimo piso. Además, de que éstas van cargadas de tonterías y memeces. (Va por mi padre que le irritan exageradamente y, llegaría a cambiarse de casa solo por tal de no volverlos a escuchar). 

12. Edificaciones monstruosas a un metro de la playa. Colegios en barracones a dos metros de la playa. Lo que viene a ser el célebre, despilfarro económico de los grandes proyectos.

13. La lucha continua entre PP y PSOE.

14. La lucha continua, amarga y cansina entre el valenciano y el catalán.

15. Los alemanes, los ingleses y/ o los suizos que después de 20 años viviendo en el país aún no saben ni siquiera decir un Hola o un Gracias.

16. La falta de atención al cliente en muchas empresas y en muchos restaurantes.

17. Las continuas manifestaciones, reuniones y concentraciones pidiendo que se escuche a un grupo de la ciudadanía. Y éste, es ignorado. En resumidas cuentas: el alter ego del político español.

18. Las malas contestaciones cuando entras en un bar y simplemente preguntas "¿dónde está el baño?", por ejemplo. O entras a una tienda donde la dependienta está tan amargada que te da miedo preguntar.

19. Los españoles que en vez de decir "se me ha caído" dice, "me se ha caído"...

20. Bajar la basura a las 10 de la noche antes de que el camión pase. Y mejor bajarla cuando has cocinado pescado. En muchos países se acuerda el día de recogida o, se tiene un contenedor o, un conducto compresor en el mismo piso de donde vives.

21. Libros como el de Belén Estebán estén en primera línea de las librerías más populares del país. Y ya que estamos, todo lo que conlleva a este fenómeno. Belén Estebán, telebasura, programas de cotilleo, prensa rosa y su audiencia. Ver para creer.

22. Y probablemente, una de las cosas que una nunca llega a entender es como los deportes, y no es el deporte en general sino el ¡fútbol! puede ocupar más tiempo en los telediarios televisivos que las noticias generalas. Que el fútbol sea el deporte nacional y éste, además, esté corrupto (como la política y la monarquía).


Hasta aquí mis 22 cosas que NO se echan de menos de España. Podrían haber unas cuantas más...las dejo para vosotros para que ampliéis esta lista a vuestra manera. Ésta es para los españoles que salieron, que salen y saldrán del país. Los que realmente echamos de menos muchas más cosas del país que no lo contrario pero que a veces viene bien ver las cosas desde otro punto de visa. Y, en definitiva, para los que queremos que mejore la situación en nuestro país para que nuestros hijos conozcan sus raíces algún día.


"Donde fueres haz lo que vieres"

sábado, 11 de enero de 2014

Mi tío Paco

Del 2008 al 2012, 700.000 personas han emigrado de España. En el 2013 las cifras publicadas hasta el momento mostraban que la emigración seguía creciendo. Ya no solo es un fenómeno entre las personas españolas sino también, entre los extranjeros que deciden volver a su país de origen.

Salí de España en 2007 y reconozco que mi espíritu aventurero me llevó a hacer esto. Tanto es así que no paré hasta el 2012, cuando mi aventura me deparó una oferta de trabajo que hasta entonces no había tenido en España. Me mudé, trabajé y comencé a entender mejor el flujo de emigraciones españolas por necesidad laboral. La oportunidad me enriqueció y aunque se truncó demasiado pronto, valió la pena. Ahora bien, lo peor fue volver a España con una tasa de desempleo del 26,2% en todo el continente, según Eurostat en enero del 2013. Cuando encontrar trabajo era una misión imposible. Con muchas ganas de seguir aprendiendo y formándome, solo hacía entrevistas por Skype y ninguna con mucho éxito. Si somos realistas, una empresa extranjera no contrata inmigrantes que residan fuera. Hay que estar físicamente allí, en el momento y en el lugar.

Para entonces, en Valencia, solo podía apuntarme a algún curso y seguir con una pequeña formación académica. A través de la Cámara de Comercio asistí a clases sobre emprendurismo, financiación y marketing. Buen ambiente entre los compañeros donde se respiraba ánimo esperanzador y motivador. Por primera vez asistí a una clase de autoestima y automotivación. Cómo alcanzar proyectos a corto y a largo plazo. Parecía, y te lo recordaban cada día, que corren tiempos de emprender. No había, ni hay, trabajo para los jóvenes preparados y si lo hay, no da para vivir en una ciudad donde la mitad de su sueldo mensual se va solo en gastos del hogar. No quiero vivir de esta manera. No quiero, además, vivir en una sociedad donde se comenten injusticias y barbaries. No quiero ver como los derechos sociales y el sistema de bienestar que tanto costó se desploman. No lo quiero yo ni lo querían los abuelos de los jóvenes que nos vamos y que también, en su día se fueron. Los jóvenes que no nos vamos por aventura, eso lo puede tener claro la secretaria de Inmigración y Emigración, Marina Del Corral, que aseguró que el tipo de migración que se está dando ahora "no se debe a la crisis económica" sino al "espíritu aventurero de los jóvenes". Muchos ya hemos vivido esa aventura, hemos crecido y aprendido y ahora, nos vamos porque queremos un futuro mejor. Más digno.

Pero recordemos a aquellos abuelos o bisabuelos que abandonaron el país. Ellos sí que eran los verdaderos valientes. Hace 50 años subirse a un barco significaba mucho emocionalmente y así lo vivió mi tío abuelo Paco. Con una hija de tan solo un año, los tres se embarcaron en una aventura que costó 27 días. Ésta les cambiaría la vida para siempre. Por entonces, el franquismo ya estaba presente. Los republicanos que lucharon y se salvaron no querían seguir en el país. Lo mejor era salir y rehacer sus vidas en nuevos destinos, como por ejemplo Latino América. Como bien dijo mi tío abuelo antes de partir "Yo me largo, y no volveré hasta que este hombre se haya muerto". Lástima que falleció él antes que el dictador.

Mi tío Paco también quería tener un futuro merecedor. En 1951 decidieron marcharse. Llegaron a Argentina y más tarde a Nueva York. Ni siquiera terminó la Enseñanza Media. Y una vez en Estados Unidos trabajó limpiando platos, de ascensorista y acabó montando una fábrica de calzado. ¿Se habría imaginado él que acabaría haciendo zapatos algún día?. Yo creo que no. Solo buscaba dignidad, la misma que, actualmente, creen muchos jóvenes emigrados a Europa, Estados Unidos o Latino América; Españoles en el Extranjero por Dignidad. Este viaje no es impulsivo, es una huída. Quiero seguir aprendiendo. Quiero tener trabajos precarios, enriquecedores y profesionales. Quiero que se me valore por lo que soy. Quiero que mis experiencias ya vividas, la supervivencia, las aventuras positivas y el crecimiento personal se vea reflejado en mi vida profesional. Quiero conseguir un sueño y que me dejen alcanzarlo. De momento, no creeré mucho en el famoso 'sueño americano' pero la experiencia internacional que se tiene viajando se verá en el futuro. Quiero que esta aventura, sí, claro que es una aventura pues no sabes como va a acabar, tenga un buen final. La mía, no la considero tan contundente como la del tío Paco. Por suerte, tengo una familia en Valencia que me apoya en todo momento y que son un gran ejemplo para mí. Sí ¡soy una afortunada, Internet ha hecho que la distancia no exista y quiero vivir con dignidad!



"Si quieres algo en tu vida que nunca has tenido,
tendrás que hacer algo que nunca has hecho"

Buenos días mundo

Me comentan que estos días está lloviendo y hace feo en Valencia y que, incluso mejor porque así no entran más ganas, aún si caben, de salir...