lunes, 9 de marzo de 2020

Los días raros

Han tenido que pasar casi cuatro años para volver a escribir y publicar esta entrega.
Lo irónico de todo es que estoy sentada enfrente del banco donde Josh me propuso matrimonio en agosto del 2015. Además estoy escribiendo con un bolígrafo que dice Her Name Was Carmen (Su Nombre Era Carmen), es de un restaurante de Tribeca. Y para colmo, estoy utilizando la libreta que me dio Codorniu durante las jornadas de formación.
¿Por dónde empezar todo este caos? Miro a la estatua de la Libertad, me da el sol en la cara, respiro hondo, observo a la gente pasear en un día atípico para estas fechas en la ciudad. 20C grados, soleado y segundo día con el cambio de horario de verano en marcha. Vuelvo a mirar a mi izquierda donde refleja el sol con bastante intensidad en el East River. Hay barcos, helicópteros, gaviotas, palomas y una ligera brisa. Podría decirse que hace día de Fallas. Y una gran ‘mascletà’ ronda en mi cabeza estos días.
Las navidades pasadas por fin pude pasarlas en familia. Volví a Valencia después de seis años. Ilusión, anhelo y gran felicidad, así me sentía.
Un mes de entrevistas habían dado pie a un nuevo trabajo. Aprovechaba mis días en España e iba a Barcelona una semana para comenzar mi formación. Volvía a Brooklyn con las pilas super recargadas, con muchísima ilusión y entrega. Todo marchaba, 2020 iba a ser un gran año. Seguí la formación en California. Dos semanas en Napa. Reuniones, catas, informes y más reuniones.
Llegaban mis 35, en Las Vegas, sobrevolando el Gran Cañón. Estaba llena y dispuesta a comenzar este nuevo trabajo. No sé si la gran entrega, la experiencia, la inexperiencia, la ciudad... no sé qué pasó para que el 11 de febrero el proyecto se cayera y decidieran prescindir de mí. Entre tanto había ido a visitar Her Name Was Name pues algunos vinos estaban listados en su menú. Y desde entonces aquí estoy, perdida, confundida y desubicada.
Vuelvo a mirar a mi izquierda. El sol calienta y se nota en mis mejillas.
El 14 de febrero me crucé con mi ex marido. Él andaba con una cita, yo con mis amigas. Volví a verlo a la semana en el metro y el sábado pasado en Tomiño, una taberna gallega en Nolita. Después de los encontronazos, el sábado intercambiamos unas cuantas palabras en un ambiente bastante cordial y nostálgico.
Respiro profundamente y en mi Spotify suena Adam Worth de Litus. Dos días más y llevaré un mes desempleada en la ciudad más competitiva y dura del mundo. Y mientras, se me caen las lágrimas de alegría y esperanza pues acabo de recibir un mensaje confirmando una segunda entrevista con el VP de ventas para mañana. Deseadme suerte. Resiliencia.


Adam Worth by Litus https://youtu.be/4clGloeDt2Y

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Buenos días mundo

Me comentan que estos días está lloviendo y hace feo en Valencia y que, incluso mejor porque así no entran más ganas, aún si caben, de salir...