domingo, 16 de febrero de 2014

Nadie dijo que fuera fácil

Han pasado ya dos meses desde que llegué a la 'gran manzana'. ¿Qué por qué se le llama a la ciudad de Nueva York la 'gran manzana'?. Fue el periodista, J. Fitz Gerald cuando, en los años veinte, escribió un artículo en el New York Morning Telegraph sobre las carreras de caballos. Allí se refirió a la ciudad como una gran cuadra cuando el sueño de todo jinete que hubiera montado un purasangre cabalgaba hasta la meta y esa meta era la 'gran manzana', Nueva York. Más tarde este término dejó de usarse, quedó anticuado y no volvió en boca de los americanos hasta los años setenta. Por entonces, la Oficina de Convenciones y Turismo de Nueva York comenzó a promocionar la ciudad bajo dicho sobrenombre. Ahora mismo, la ciudad es algo más grande que aquella 'gran manzana'. La gente vive en Manhattan, llamada entre los que viven en el estado: the city (la ciudad)El resto de neoyorquinos viven en el Bronx, en Queens, en Brooklyn, en Staten Island o en Long Island. Y eso, solo lo sabes una vez pasado el tiempo y descubierto que las distancias son tan largas como las que existen entre una ciudad europea y sus pueblos de alrededor. 

El caso es que llevo ya dos meses y la vida del inmigrante europeo no está siendo, verdaderamente, un camino de rosas. Pero espera, nadie dijo que lo fuera. Cumplir el famoso 'sueño americano' cuesta más de lo que me figuré cuando nada más llegar a la ciudad me llovían ofertas de trabajo para ganarme unos duros. La realidad es otra muy distinta una vez empiezas a coger el tren a diario y el revisor de las 11.15 de la mañana se convierte en tu amigo y te deja viajar gratis, por ejemplo. También, pasado el tiempo, empiezas a ver la vida y la monotonía del neoyorquino y empiezas a entender muchos comportamientos, lo cual me resulta siempre fascinante. Además, en dos meses me ha dado tiempo a:

Trabajar de camarera en una cervecería y dejarlo después de decirles que no me parecía bien su modelo de gestión. Ya ves, podría pensar que yo no soy nadie para hacer tal cosa pero me pregunté '¿cómo me voy a sentir mejor: sigo trabajando para esta panda de incompetentes o, me largo y me quedo más tranquila mente in corpore sano?'.
También me ha dado tiempo de trabajar de vendedora para una marca francesa vendiendo productos de cosmética en un centro comercial de la quinta avenida.
He hecho la entrevista más irrespetuosa que he tenido hasta el momento para un bar turco.
He recibido llamadas para trabajar en Boston, Carolina del Norte y Nueva Jersey.
He hecho entrevistas, pasado a la segunda fase y he aprendido que cuando hablamos de Marketing en Estados Unidos hablamos solo de ventas.
He ido por un edificio de Protección Oficial en Harlem (norte de Manhattan) vendiendo proyectos de caridad y jamás me he sentido tan mal en mi vida (esto lleva historia).
He pasado la segunda ronda y he rechazado el trabajo.
He hecho dos entrevistas en un mismo día.
He asistido a conferencias, encuentros y quedadas para conocer gente.
Me he apuntando a Yoga y a Pilates para conocer más gente y conocer de cerca al neoyorquino.
He ido a clases sobre organización de eventos y he acabado el curso tras seis semanas de lecciones.
He recibido una propuesta de trabajo en San Francisco para trabajar de azafata.
He sido invitada a hacer prácticas en una agencia de marketing on-line e ir a comisión.
He empezado, solo por cinco días, a trabajar de niñera para una niña catalana que tiene que practicar el inglés.

Pero aquí no acaba todo. Esto es solo una lista de lo que profesionalmente me ha ocurrido. A nivel personal, ya os podéis imaginar. Solo digo, por el momento, que nadie dijo que conseguir el llamado 'sueño americano' fuera fácil. Eso sí, y porque me gusta ser optimista, creo que una vez todo encarrilado la experiencia merecerá mucho la pena. El estrés de estar pendiente de un trabajo que te patrocine y te deje estar en el país el tiempo que dure el contrato y, estar, además, legalmente con un visado bajo el brazo sin riesgos que afrontar, es muy asfixiante. Sin embargo, es muy enriquecedor ir a las entrevistas, mencionar que eres Española, que has vivido en tres continentes diferentes (con este ya es el cuarto) y que has venido aquí a aprender, a mejorar tu carrera profesional y personal pero sobre todo, has venido para vivir la experiencia. Y, así, la otra parte de la entrevista, siempre queda sorprendida.


"Si esto fuera fácil,
no lo hubieras empezado ni hecho",
me dice mi tío Paco que me aguanta todos los días.

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