miércoles, 26 de febrero de 2014

Los domingos


Me gusta pintarme los labios, lo reconozco. Pero de un color discreto y acorde con la ocasión. No soy de marcas caras y tengo tonos rosados y algún que otro rojo pasión. ¿Qué sería la vida sin pasión?. Aquí, en Nueva York, saben muy bien lo que es eso. Constantemente te recuerdan en los encuentros para hacer el famoso networking que debes tener pasión en todo aquello que haces. Pero por descontado mencionar que el 75% de los americanos tiene pánico a hablar en público. Es por eso que muchos de estos eventos van sujetos a las formas y modales para relacionarse. Está claro, el norteamericano emprende pero no sabe conectar con las personas (adecuadas). ¡Y necesita ayuda!. Algunos eventos motivan, otros enseñan y en otros tantos se aprende a presentarse en 30 segundos. Aquí el tiempo es oro y cuesta dinero. De hecho, ya no vale regalar el tiempo, los años de esclavitud se acabaron hace 50 años. A pesar de eso, la tasa de desempleo entre los afroamericanos es de un 13%, que es casi el doble que el de la población en general (7,4%). 

En la ciudad se ven a los trabajadores. Los hombres trajeados con prisas que salen del metro y van directos a la oficina, sin detenerse y sin mirar. El GPS va incorporado y lo siguen para no alterar su ruta, claro, no vaya a ser que pierdan un minuto. Ellas también van con prisas, sin embargo, llevan zapatos planos, botas de nieve, botas altas o zapatillas de deporte y, un abrigo largo que no deja pasar el frío. Una vez llegan a la oficina, se cambian el calzado por uno un poco más bonito, ese que pega con la falda, las medias y la blusa. Aunque a veces no combina tanto. Con las prisas no tienen tiempo para hablar pero es que tampoco se intercambian una mueca entre tantas miradas cruzadas en el tren. Ese tren en el que pasas un largo tiempo del día y que muchos cogen. Todos los que abandonan sus casas hasta dos horas antes de empezar a trabajar para llegar a tiempo pero aún así, siempre, siempre, llegan tarde. 

Pero entonces, llega el fin de semana, el ansiado fin de semana. Los viernes comienzan con un Happy Hour donde en algunos bares las cervezas cuestan tan solo un dólar. ¡Y llega el sábado y el domingo! Es el momento de ver a las chicas un poco más sexy y arregladas, salen de fiesta y llevan tacones. Bueno, y es que llevan tacones aún con nieve y hielo en las calles. Menos mal que van acompañadas y se sujetan del brazo de su pareja, sino, ¡qué peligro!. Aunque el peligro está cuando entre semana esas parejas a penas se ven por falta de tiempo. Pero ya estamos en fin de semana y hay que aprovechar. Tanto es así que los clubes de Nueva York son los que más tarde cierran de toda la costa este de Estados Unidos. A las 4 de la mañana. Y en ellos, el norteamericano, demostrará una vez más que no sabe ligar. ¿Su manera para entablar una conversación? Sí, así lo creen, desean mantener una conversación de lo más amena. Entre la música de fondo, los empujones, los olores malolientes y las distintas pronunciaciones en inglés, aquello se parece más a una comedia italiana que a una peli ambientada en París. Pero ellos se empeñan.

Y cuando menos te lo esperas, ya es domingo. El día del señor, como bendijo y consagró el Señor, el día del reposo. Y ya está, los domingos en esta ciudad, son para las parejas. Y si además sale el sol, aún salen más a la calle y aún demuestran más su amor. ¿Qué de que manera? Pues muchos salen a comer, van al cine, al parque, a jugar o simplemente a tomar. Como podría hacer cualquier pareja en otra ciudad del mundo. Pero lo que aquí llama la atención es que ellas y ellos por fin van acompañados y les envuelve una inmensa felicidad que se dibuja en sus caras. Una sonrisa que, de un modo u otro, lleva pasión, mucha pasión. Y la llevan a su manera. 


"A veces el corazón ve,
lo que es invisible para los ojos"


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